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martes, 15 de septiembre de 2009

De la Tierra a la Luna (I parte)

DE LA TIERRA A LA LUNA

Érase una vez una ninfa llamada Pepa Luisa a la que le gustaba pasar largas temporadas en la Luna porque así podía curar a las estrellas que poco a poco iban perdiendo su luz.

En la Tierra había un chiquillo llamado Chispito, algo distraído y olvidadizo, que secretamente la miraba por las noches con su telescopio. Le gustaba mirar a aquella ninfa y no sabía muy bien porqué. Pepa Luisa se sentía viva ayudando a las estrellas porque iluminaban así el firmamento y daban paz e ilusión a los terrícolas que de noche se tumbaban para mirarlas. A la ninfa le encantaba mandar su luz hacia donde estaba la estrella.

Cuando Pepa Luisa enviaba su luz, se volvía preciosa para Chispito, que se pegaba al telescopio y miraba fascinado aquella belleza luminosa que brillaba como un sol. Entonces era cuando a Chispito se le pasaba por la cabeza viajar a la Luna para conocerla. El perro de Chispito, Chispón, movía la cola y saltaba de alegría pues se olía aventuras, viajes, tal vez conocer a otras perritas… en definitiva, acción.

Tras meses de mirar a la ninfa, Chispito se decidió o a olvidarse de sus planes o a hacer el viaje, pero no podía ser tanta indecisión; su cabeza se volvía loca entre tanto ir y venir, y Chispón rabiaba por hacer el viaje, gruñía cuando veía que su amo y amigo no tomaba la iniciativa y se lanzaba a la aventura. Sin embargo, todo se precipitó al fin cuando una noche de mayo la ninfa mandó un rayo de luz hacia su casa y éste entró por el telescopio hasta recorrer todo el cuerpo de Chispito, o al menos así se explicó él lo que había ocurrido.

Al día siguiente reunió a su grupo de compañeros y les dijo decidido que quería ir a la Luna. Ellos se rieron de él y lo dejaron por loco. Sólo Pepo se lo miró de verdad y le preguntó ilusionado si podría ir con él. Claro que sí, le respondió Chispito, pero cómo ir hasta allí, añadió. Pepo le contestó que su padre, que era ingeniero aerospacial, podría construir un cohete en el patio de su casa. Estaba muy seguro de sí mismo, y aunque Chispito dudó un segundo de sus palabras decidió finalmente confiar en él. Deseaba ver de cerca a Pepa Luisa y estar con ella sin que nadie más lo supiera.

5 comentarios:

aningunsitioperoquesealejos dijo...

Me han hecho mucha gracia los nombres. XD

El cuento tiene la forma de esos cuentos terapéuticos que enlazan con los cuentos infantiles pero que, a través de esa máscara de cuento infantil, hablan de y para los adultos. Pienso en Jorge Bucay, por ejemplo, no sé si has pensado tú también en él a la hora de escribirlo, o si has leído algo.

¡El problema es que ahora no sé cuándo vas a colgar el próximo! Me recuerda al folletín por entregas. XD

Tal vez deberías poner cuántas partes son y cada cuánto lo vas a colgar. Es una sugerencia nomás.

¿Llegarán a la Luna Chispito y Chispón? Y lo que me reconcome por dentro, ¿sus padres se llamarán algo así como Achispada y Chisporrón? XD

¡Todas estas dudas, en el prósimo programas. Hasta entonses, disfruten niños y niñas!

Marc dijo...

jajajaja, Ricardo, muchas gracias :)

manana cuelgo el proximo!

Abrazos

Marc dijo...

Creo que lo dividire en unos siete numeros mas contando el de manana, el cuento tiene 9 paginas :)

La idea es colgar una parte cada dia,

hasta manana!

Madame Blavatsky dijo...

el cuento, desde la perspectiva infantil, me ha gustado. Podrías publicarlo para niños. Para adultos me parece como un guiño a la época de la infancia... no sé, ya sabes que la autoayuda me repatea, así que prefiero no pensar lo mismo que Ricardo, jejejjeje

Los nombres son muy ridículos, supongo que está ehcho aposta. XDDDDD

Marc dijo...

Bienvenidos tus comentarios, Lau :)