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miércoles, 16 de septiembre de 2009

De la Tierra a la Luna (II parte)

Los preparativos empezaron a sucederse con rapidez. Pepo habló con su padre y a éste le encantó la idea de viajar a la luna con un cohete de fabricación casera. Pepo siempre pensó que su padre les acompañaría, y a su padre le pareció normal la idea de ir con los niños, aunque a su mujer la idea del viaje no le hizo mucha gracia. Pero Pepo se imaginó que a Chispito también le parecería bien. Qué lejos de la realidad… Chispito se puso furioso y habló de que estaban invadiendo su intimidad y que ni hablar. Él no quería compañía, quería ir solo, o con el perro y un amigo como mucho. Qué carácter, pensó su amigo…

Pepo sabía que solos a la luna no les iban a dejar ir, así que esperó a que pasaran unos días y Chispito se calmara un poco. Al cabo de unas noches, el cohete ya casi estaba listo, fue a ver a su amigo y lo encontró fascinado mirando por el telescopio. Chispito le dijo que se acercara a mirar: qué maravilla de luz y belleza. Pepo no vio ni tanta luz ni tanta belleza, sino otra cosa que le encantó: la ninfa estaba tendida de rodillas al suelo, entregando algo al espacio, con las manos rodeadas por una luz roja y con una cara cansada, pero dulce y feliz.
Pepo se apartó del telescopio, con ganas de hacer lo mismo que estaba haciendo Pepa Luisa, así que se dejó caer de rodillas y se concentró en sentir otra vez las cosquillas que había sentido en la boca del estómago, tocándose el pecho con las manos. Chispito seguía viendo la maravilla de luces y belleza, y la ninfa continuaba entregándose para curar cada día a otra estrella.

Durante aquella noche habían ocurrido novedades importantes: Pepo, con las manos rodeadas de una luz roja, había tocado a Chispito por la espalda y éste había gritado asustado. Poco a poco, Pepo lo había ido calmando y convenciendo para que aceptase hacer el viaje también con su padre. Chispito se había ido quedando muy relajado y al final había aceptado unirse a ellos momentos antes de entrar en un sueño profundo y hermoso. Chispón, que rondaba por ahí cerca, había lanzado un largo ladrido de júbilo.

Llegó al fin la tarde en la que planearon subir a bordo para iniciar la aventura. El patio de la casa de Pepo fue el lugar que se eligió para la memorable despedida. Chispón estaba ladrando sin parar, entusiasmado y casi eufórico movía la cola y no podía quedarse quieto. Pepo y su padre estaban contentos de hacer el viaje juntos, padre e hijo pasaban por un buen momento en el que querían compartir experiencias. Chispito deseaba llegar a la luna y lanzarse hacia la ninfa para abrazarla y quedarse allí con ella. Se había decidido que la abuela de Chispito, su única familia, se instalaría con la madre de Pepo, así las dos se acompañarían y cuidarían.

El viaje estaba planeado por solo unos días, traían víveres para máximo una semana. Los niños se iban a perder algunas clases y el padre de Pepo había pedido unas vacaciones cortas para asuntos personales, pero todos estaban encantados y sabían que valía la pena aparcar por unos días las obligaciones. La madre de Pepo fue corriendo a buscar algo que dijo haber olvidado: eran los trajes para el espacio. ¡Menudo despiste! Todos fueron a comprobar que llevaban consigo lo indispensable. La abuela de Chispito le entregó a su nieto una bolsa con la comida de Chispón, que moviendo la cola ladró contento. Lo tenían todo listo, sólo faltaba despedirse y despegar. Volverían en poco tiempo así que nada de lágrimas y abrazos largos, solo dos besos rápidos y una cálida mirada de aventura. El despegue produjo mucho humo y las dos mujeres los despidieron emocionadas y tosiendo.

3 comentarios:

aningunsitio dijo...

Lo que más gracia me ha hecho:
"Pepo sabía que solos a la luna no les iban a dejar ir"
XDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

Este toque de lógica de niño me mata. ¡Buenísimo! XD

Y así que has matado a los padres. ¡Ya te vale! Bueno, pues la abuela, sin duda, se llama Achispina. XD

¿Y por qué la madre de Pepo y la abuela no van también? ¿Por qué son las mujeres las que se quedan en casa mientras los hombres viven aventuras?

En fin, a ver qué les sucede en la luna. Y, de momento, no tengo muy claro lo de las "manos rojas". A ver qué pasará. :)

Marc dijo...

jajaja... si supongo que es una aventura de hombres :) por eso las muejeres se quedan en casa :)

Ya veras ya veras...

Abrazos!

Madame Blavatsky dijo...

sí, sí. yo pensé justo lo mismo, además la forma en que está escrita la frase es muy oral, muy evocadora... me parto